Vargas Llosa no quiere ir al Instituto
Lesmes Andueza ha pasado la semana en ascuas. La posibilidad de que Vargas Llosa, su novelista de cabecera, pudiera aceptar el regalito envenenado que le ofrecía Rajoy lo ha tenido desvelado, mira que no puede ser, Mario, maestro, que te van a usar de florero, que tú no los conoces, da igual que sean los unos o los otros, ellos van a lo suyo y lo del Instituto Cervantes no es más que un trofeo con el que van a exhibirte y, además, Mario, para qué quieres tú meterte en líos ahora que empiezas a reponerte de la resaca del Nobel.
La relación de Lesmes Andueza con Vargas Llosa nunca se ha sustanciado ni siquiera en la firma de un ejemplar en feria del libro. Mario no sabe que Lesmes existe; sin embargo, Lesmes ha seguido los pasos del peruano desde los años sesenta del siglo pasado, cuando ambos eran jóvenes, cuando el autor publicó La ciudad y los perros y él era profesor y algo más en aquel colegio y se empeñó en que los estudiantes del bachillerato experimental leyeran la obra y el jefe de estudios se resistía, ¿quién es ese Vargas Llosa que dice usted?, ¿es que no hay autores españoles que leer?, Delibes o Cela mismo, sí, si no digo que no, pero hay que leer a Vargas Llosa, bueno, pues haga usted lo que mejor le parezca, pero quiero un informe a final de curso para el inspector que recoja también la opinión de los alumnos, lo tendrá. Lesmes Andueza sabe que aquellos estudiantes lo agradecieron (¿se acordarán todavía?), porque después siguieron lecturas de García Márquez, otro novato del boom aquel que tanto irritaba a Gironella.
Lesmes Andueza tiene anotados a lápiz, en los márgenes, todos los libros del maestro; así que podría escribir un ensayo sobre estilo con poco esfuerzo. Cuando salió la noticia del regalo de Rajoy, volvió sobre El sueño del celta y repasó las cuarenta y tantas notas que fue registrando en la lectura de diciembre de 2010, algunas de ellas a propósito de lo que le parecieron fallos que podían deberse a la precipitación de la editorial por publicar algo importante del nuevo Nobel, como aceptes, Mario, te juro que lo saco y mira que no quisiera ponerte en evidencia, no me obligues, por favor.
Así que esta mañana, cuando ha oído en la radio que el novelista le ha escrito una carta a Rajoy excusándose y después ha visto en la tele a Soraya poniendo carita de sobrina contrariada, Lesmes Andueza ha respirado y ha vuelto a creer firmemente en la rabiosa independencia del intelectual, ahora que casi ninguno vive fuera del establishment, o sea, del establo.
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