El cantar de Laporta
Estudiábamos filología catalana en cuarto de carrera y aprendimos a amar aquella lengua de oriente que parecía haber nacido para la poesía. Reparen en lo siguiente -nos decían-: mientras en el ámbito del castellano, el Cantar de Mio Çid inaugura una corriente épica que ya va a ser constante en la literatura, en Cataluña la creación literaria se estrena con una poesía lírica de corte trovadoresco, propagadora del ideal del 'amor cortés'. Eso nos enseñaron.
Medio siglo de aquello (¡Dios, qué vertigo!) y ha tenido que venir Joan Laporta a rellenar el hueco tremendo que lastraba al catalán desde sus orígenes cuasi provenzales. ¡Cómo que no hay épica popular en nuestra cultura! Esto lo arreglo yo -se dijo- y de paso me preparo para el salto del fútbol a la política: "El Barça representa la épica que guía a los pueblos sometidos hacia la libertad", dijo. Y se quedó tan ancho.
O sea, que la épica del verso monorrimo y el romance ha sido sustituida por el fuera de juego dudoso, la apertura por las bandas, va a haber un cambio, la mano involuntaria y el ¡gooool! con quince o veinte oes. ¡Qué será cuando conquisten Valencia!
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