miércoles, 1 de diciembre de 2010

Pablo Milanés en Ávila

Dices tú de concierto, jmrwinthuysen. El caso es que yo no quería escribir sobre Pablo Milanés para no despertar las iras del espía cubano que siempre está pendiente de lo que escribo en esta etiqueta y siempre para ponerme verde: lo más suave que me dedica es que no escribo "más que mierda". Pero vienes tú pinchando, como siempre, y ¡cómo voy yo a negarte nada! Verás:
El dúo Buena Fe (Yoel e Israel), que en Cuba goza de cierta fama, fue víctima del sonido deficiente que salía por las cajas de primeras filas pares. Desde el centro, estábamos más atentos a vuestra pelea con la sordera y el ruido que a sus mensajes plañideros sobre "la libertad bien entendida", o sea, esa que no existe. Demasiado larga y tediosa su actuación de teloneros. Luego llegó un vacío que la dirección escénica no supo cómo llenar: tan pronto sonaba algo grabado que parecía de Milanés, como se imponía un silencio medio a oscuras -la media luz la dominan- que nos hacía estar expectantes ante la salida del monstruo. Por fin salió Pablo Milanés, vestido con un camisón corto y deslucido que ha debido de dejarle Hugo Chávez en alguna de sus peregrinaciones para ver al Comandante. ¿Por qué hay que salir tan desaliñado -él y el dúo- a escena? ¿Por qué no toman ejemplo de los presos que llegan a España, acicalados y repeinados?
Y Pablo Milanés, ¿qué quieres que te diga? Mucho oficio y poca pasión. Nos tiene tan atados la memoria de sus conciertos y de su música, que le perdonamos la evidente desgana con que afrontó la horita y cuarto, hojeando partituras sin el menos entusiasmo e invitando al público a corear con él su Yolanda. Desde el centro de la sala, más bien atrás, un coro timorato de señoras respondía a la invitación poniendo voz de asistentes a la novena de El Carmen.
A la mañana siguiente, La Flaca va y se pone: "Ahora vas a enterarte tú". Y puso un disco de Pablo Milanés que sonaba a gloria. Así nos quitamos de encima la tomadura de pelo de la noche anterior. Lo que te digo, jmrwinthuysen, que se los veía sin ganas, como si no hubieran cobrado.
Me voy a Cuba la semana que viene huyendo de Raphael y de las doce campanadas -todavía no, que son los cuartos, ahora ya- hasta Reyes. Pablo Milanés interrumpió en Camagüey la gira que estaba haciendo por la Isla y va a reanudarla cuando termine aquí. Si lo veo por allí, ya te contaré, a ver si cantando gratis total ante 25.000 personas le sale algo menos mortecino. Me fijaré en el blusón.
Y ya lo has conseguido: si no me dejan entrar en Cuba, será por tu culpa. A la vuelta, prometo contar cosas de esas que ponen nervisoso a mi espía.

1 comentarios:

jmrwinthuysen dijo...

Con lo mal que funcionan los servicios secretos, seguro que te dejan pasar. Por si acaso puedes llevarte unas fotos dedicadas de Willy y Miguel, además del programa de mano de Pablo.
Buen viaje,
J.

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