domingo, 24 de enero de 2010

Alta velocidad en Ávila


En el nuevo Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad de Ávila, que ya está en borrador, los técnicos han recibido el encargo de dibujar un espacio de 78.000 metros cuadrados para una estación de ferrocarril de alta velocidad que nos acerque a Madrid.
De momento, detrás de la gasolinera de Rivilla, aunque puede cambiarse de lugar si llega el momento. Suena raro, oiga. Suena a salir del paso y curarse en salud de las objeciones que los concejales de la oposición estarán ya preparando sin duda. Pero habrá que esperar a que el borrador se pase a limpio, para ver en que para este proyecto de estación movible.
Repaso estos días la historia del origen del ferrocarril en Ávila , llena de entusiasmos, de discursos magníficos como el de Antonio Zaonero para la Sociedad Económica de Amigos del País, de artículos perfectamente argumentados que se cruzaban segovianos y avileses en la prensa madrileña, de maniobras de los políticos de aquí en la corte de Isabel II. Y no puedo por menos de confrontar toda aquella estrategia de aunamiento de esfuerzos y fe ciega en la victoria, con todo lo que ha ocurrido en esta segunda vuelta del partido Real Ávila-Segoviana que nos han ganado por goleada. Ahora es fácil echarnos la culpa los unos a los otros, pero lo cierto es que ha habido errores de bulto. Es la venganza de la historia, siglo y medio más tarde. El "Ferro-Carril del Norte", como se llamó entonces el proyecto, acabó pasando por Ávila a pesar de que no era el mejor trazado de los dos posibles.
A la vista de los resultados, propondría a nuestros políticos que estudien algo de historia, "maestra de la vida" según Cicerón, analicen cómo lo hicieron a mediados del Ochocientos sus antecesores y se apliquen el cuento.
(La viñeta, que muestra la "alta velocidad" de la época, pertenece a la portada del folleto Ferro-Carril del Norte. Segovia. Artículos de El Diario Español y La Época, acerca de la 1ª Sección de Madrid a Valladolid. Madrid, Imprenta del Colegio de sordo-mudos y de ciegos, 1854.)








1 comentarios:

Una que piensa dijo...

Sí que huele a gato encerrado. ¿Por qué será que el imperativo de estos tiempos es el "borrón y cuenta nueva" que tan tranquilos deja a unos y otros políticos? Lo de "cambiar de sitio, si llega el momento" es algo así como "dibujen, dibujen, y si no vale... allá ellos..."

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