Año nuevo: Europa
Desde hace apenas doce horas ostentamos el honor de presidir la Unión Europea, aunque sea a medias con un belga. No dirán mis amigos que no comienzo el año con un tono optimista, como conviene a los intereses nacionales.Tomamos el relevo de Suecia donde, según mi amiga Bronsky, sueca ella, apenas se han enterado de nada.
En aquella escuela de Teniente Arévalo nos tocó aprender una Europa mucho más fácil de la que ahora ven nuestros escolares en los mapas. Empezabas por que la URSS era una enorme mancha blanca que se extendía como un yogur derramado hacia el Este y nos evitaba tener que recordar el nombre y la capital del montón de repúblicas que terminan en -tán. ¿O eso era ya Asia?Tampoco se había producido el destrozo de los Balcanes y todo aquello era Yugoslavia, donde mandaba el mariscal Tito, un dictador que nos caía mucho mejor que el nuestro, seguramente porque viajaba y se dejaba ver por la ONU.
Europa eran también los franceses, pocos, que venían a Ávila a ver a santa Teresa para compararla con la suya, a la que aquí pusimos Teresita, para distinguir; las niñas alemanas, rubias y asustadas, que fueron prohijadas por familias abulenses; las películas italianas donde salían actrices exuberantes, que prometían dos horas de ensoñación desde la cartelera de El Grande; el contubernio judeo-masónico de rigor, que nos impedía unas relaciones normales con las democracias vecinas, por pura envidia de nuestra defensa de los valores espirituales; y poco más.
Hoy Europa es un continente más difícil de aprender, con guerras durmientes en los Balcanes, con repúblicas temibles en el Este e islamismo amenazador por la parte de Turquía, por la parte del Magreb y, al parecer, en su mismo corazón. A ver si ahora que TVE ha suprimido la publicidad, emplea una parte del tiempo recuperado en explicarnos poquito a poco y bien qué leche es esto de Europa, no vayamos a estar presidiendo una cosa que no sabemos bién de qué se trata, como pasa en muchas comunidades de vecinos.
Cuesta creer que Europa sea a la vez esta música del concierto de Año Nuevo de Viena que suena mientras escribo, y la mendiga rumana que pide "para un niño de dos meses que necesita leche, tengan compasión" a dos bajo cero sentada en la calle Alemania. Algo falla.
2 comentarios:
Me has robado el tema... je je je... así que yo contaré cómo fue la presidencia cuando acabe. No sé por qué me da, pero me parece que voy a saber exactamente cómo ha sido...
Matrícula CD o el autor del blog, ¿van a comentar también para qué habrán servido las reuniones con Obama y Raúl Castro en la primavera de Barcelona? Porque a mí se me hace que la Unión Europea seguirá siendo cosa del "viejo continente", y los demás... allá ellos
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