Bolos en Madrid
Mañana tengo unos bolos en Madrid. El Hogar de Ávila me ha invitado a presentar allí mi libro Ávila de memoria.
Conozco el Hogar desde los lejanos años 60, cuando los universitarios de Ávila íbamos por el piso de la calle Carretas en busca del calorcito que proporcionaba saludar a los paisanos, siempre lo mismo, "hombre, Fulano, qúe es de tu vida", aunque ya supiéramos que de su vida no era nada del otro jueves, porque seguía saliendo con Paquita, que nos caía fatal y continuaba estudiando periodismo en la Escuela, que, por aquellos tiempos era cosa de poca enjundia. Estábamos atentos a cualquier acto que fuera a tener remate con un vino español, como ocurrirá en la presentación de mañana, porque los pinchos podían solucionarlos la cena del día. Aquellos eran tiempos de crisis perpetua. Luego el Hogar se trasladó a Galileo y más tarde a la Puerta del Sol, desde cuyos balcones se podía ver pasar la vida. Allí tuve bolos alguna vez y recibí la distinción de "mejor libro del año" por la edición de la Historia de San Segundo. Así que mañana, mientras me explico, tendré en la cabeza, lo sé, al Charmo, al Caco, a Manolo Guío, a Zamorano y algunos otros señoritos gamberros que se alimentaban, nos alimentábamos, de risas y de sueños.
Los actuales junteros del Hogar -Agapito, Anunciación, Eugenio, Roberto...- son gente amable y bien dispuesta para cuanto sea tender lazos entre los abulenses de la diáspora.
Aprovecho para agradecerles desde esta bitácora la distinción con que me han honrado al nombrarme hace unas semanas "Abulense 2009", que no significa precisamente que haya otros 2008 delante, ¿me entienden?
Gracias, de verdad.
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