viernes, 10 de diciembre de 2010

Marta Domínguez, la diosa rota

Siempre que voy a Palencia con tiempo paseamos por las orillas del Carrión, que todavía ofrecen un paisaje natural de ribera a regañadientes de algunos mandamases, empeñados en desmochar cualquier vestigio de vegetación de las márgenes del río. Y siempre, Marta, sales tú como tema de conversación: que si eres muy maja (ya sabes cómo hablamos en Castilla) y muy simpática, que siempre saludas y sonríes cuando pasas corriendo, corriendo, que siempre se puede contar contigo. En fin, que eres el orgullo de Palencia. Y fuera de Palencia, ni te digo. Hemos estado pendientes de ti: de ver si las fuerzas te alcanzaban para el hachazo final en la recta, de tu sufrimiento en los últimos quinientos, de los empujones. Hemos compartido contigo himnos, medallas, también decepciones. Te hemos puesto de ejemplo ante los jóvenes que ya no corren ni delante de los guardias ni por nada porque todo está en movimiento continuo y no encuentran dirección ni sentido. En fin, Marta, que nos has jodido la ilusión de verte arropándote con las banderas entre aclamaciones.
A ver qué hacemos ahora los aficionados al atletismo, Marta, con nuestros sentimientos. Qué hacemos con aquellos aplausos que te dedicamos, con las medallas que celebrábamos como si fueran nuestras, con los nervios que derrochábamos en cada competición, con el entusiasmo. Nos sentimos un poco ridículos y tristes. Y estamos a punto de pasarnos al fútbol en plan forofo, aunque solo sea para poder desahogarnos gritándole ¡hijoputa! al árbitro.
No sé si desde Cuba voy a poder seguir tu peripecia (aquello es un limbo informativo), pero cuando vuelva preguntaré por ti.
Todavía te deseo suerte, ya ves. Ojalá todo hubiera sido una pesadilla.

3 comentarios:

jmrwinthuysen dijo...

Hace unos años me "tocó" trabajar en un bus de asistencia médica de meta en una etapa de la vuelta a España. En el sprint no se cayó ningún ciclista, ni en la suelta de gorras y pins se accidentó ningún espectador, pero el presidente de la federación sufrió un desvanecimiento. Una vez en mi camilla, el hombre se relajó y decidió quedarse con nosotros porque "si vuelvo a salir no me dejarán en paz". Empezamos a charlar de los productos de nuestras huertas y acabamos con el "Chava" Jiménez (vivo entonces) y el médico canario que poco después sería detenido en la operación Puerto. Para mí esa conversación fue equivalente a la que aún no he mantenido con un Papa agnóstico.

La Flaca dijo...

A mí también me quedan pocas cosas a las que aferrarme (pocas, pero buenas, lo digo), pero ni el fútbol, porque con 94 millones que ha costado uno es para que estuviera metiendo goles hasta dormido. ¿Cuántas Martas nos decepcionarán aún, en este país y en aquel?
Hay que seguir adelante. Siempre adelante

jmrwinthuysen dijo...

Veo tu tablón-e sin nuevas notas prendidas con chinchetas-e y pienso que habría que escribir algo, aunque sea en plan okupa. Si fuera un poco hacker quizá me colaría por una rendija digital y escribiría un episodio apócrifo de "Vivíamos en un palacio". O comentaría otra rotonda funeraria que he descubierto (pero en ese caso se notaría que yo no soy tú). ¿Alguien más piensa que el servicio ciudadano que es tu blog no debe pararse, que deberías estar atado a tus teclas como los vaqueros a las ubres?
Buen viaje,
Juan

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