martes, 31 de mayo de 2011

Vivíamos en un palacio / 16. Buscando a Chao



Chao (Drama lírico en cuatro actos), letra de Juan Lamamié de Clairac, música de Vicente Arregui, El Siglo de las Misiones. 5ª edición (1ª: 1919), Bilbao, 1943.




He buscado durante años el librito de aquella opereta de la que fui protagonista. Lo encontré hace ocho años en la librería anticuaria Hijazo de Logroño. Lo tengo ahora delante y compruebo que aquellos versos y la música se prendieron en el arcano de la memoria perpetua. Hace tres años, don Bernardino, que dirigió en 1953 y 1954 la puesta en escena en La Mosquera, me regaló una copia de la partitura. Después mi sobrino Alberto la ha estudiado y convertido en música. Ha sido una labor de arqueología en la que me empeñé para mantener vivo el recuerdo de los días de aplauso.
El gran salón de estudio de los pequeños es ahora “China, época actual”. Por los balcones de palacio entra la primavera prohibida. Chao es un chinito húerfano de doce años —los mismos del tiple—, esclavo del bonzo Tan, un viejo despiadado que se dedica a robar niños de la misión del padre Carlos con la ayuda de otros coletudos feroces. Y ahí está Chao, aterido de frío dentro del pijama de rayas recién planchado, el sombrero cónico de cartón, la coleta que huele a cola de caballo y unos ojos rasgados sobre la cara pintada de amarillo. Es el chinito bueno que conmueve desde el proscenio a los espectadores, “Si es que Buda, el Dios del bonzo, / es también mi Dios, / ¿Por qué no me dio una madre?, / ¿por qué a mí no?”. En este cantabile de la Escena II, cuando apenas se había abierto el telón, tres colchas cosidas, el tiple se la jugaba, lo había anunciado el director musical, don Constantino, “si te sale bien el solo, lo demás será coser y cantar”. A los acordes del piano, Chao se pasa toda la obra buscando una madre, que acabará encontrando en la imagen de la Virgen que preside la capilla del padre Carlos. Y el tiple busca aquella tarde con ansiedad el rostro de la suya entre el público, para ver como llora emocionada. Mientras recita y canta, el pensamiento del tiple no está en aquella China de cartón piedra, sino en la casa de Caballeros, en Ávila, donde aguardan los tebeos de Nicolás, el tren de cuerda, los álbumes de Nestlé y las cocinitas de la hermana. Aún faltan tres meses para las vacaciones. Si hubiera de verdad un padre Carlos que sacara a los niños de donde están contra su voluntad…
Cuando Chao cierra la obra, “Solo y sin madre en el mundo / ya no estaré, / que en la capilla del blanco / ya la encontré”, con una escala ascendente, do-re-mi-do, el tiple se tira del escenario y se refugia en el abrazo de la madre, solicitando de ella sin palabras la salvación.
Chao se repitió al año siguiente con algo más de técnica y mayor asistencia de público, pero el tiple, que estaba cambiando la voz, soltaba gallos y nasalidades, y no hubo miel ni clara de huevo que detuviera aquella metamorfosis y ya no fue lo mismo que en el estreno del año anterior. Aprendí pronto la diferencia entre los aplausos de entusiasmo y los de cortesía.

martes, 24 de mayo de 2011

Movimiento 15M en Ávila



Al pie del monumento a las glorias de Ávila y con en fondo privilegiado del edificio de Moneo, abarrotado de gente en las ventanas para participar activamente en la protesta de los jóvenes de la ciudad, van sucediéndose los días en el campamento de El Grande. Desde esas ventanas, los propietarios anónimos (esos sí que son los verdaderos anónimos), les arrojan ofertas de trabajo, becas para universidades extranjeras, contratos de alquiler ventajosos y hasta planes de pensiones para cuando sean viejecitos: cualquier cosa que pueda hacerles volver a casa, al calorcito de la cama revuelta y las tostadas. Pero ellos, erre que erre, empeñados en tocar las pelotas para que los medios de comunicación los saquen (no saben ellos lo que cuesta eso en Ávila) con algún titular digno y fotos expresivas.
El día que se organizó el movimiento frente a la puerta del Alcázar, algunos viejos nos unimos al arranque de su protesta, un poco emocionados y nostálgicos de otros tiempos. Algún partido andaba por allí buscando réditos. Pero daba lo mismo, lo importante era que nuestros chicos (también las chicas, claro) por fin se habían decidido a manifestar que ellos no quieren ser el futuro, sino que son presente. Y que ya está bien de peloteo, “son la generación mejor preparada de la historia de España”, cosa que, por otra parte, habría que discutir porque hay de todo. Si lo sabremos quienes nos hemos dedicado durante años a enseñarles algo.
Mi simpatía, mi solidaridad con sus preocupaciones, mi preocupación porque sus aspiraciones se vean disueltas en la indiferencia del resto de la sociedad, mi miedo de que salgan algunos queriendo dirigir el pelotón de rescate para convertirlo en cruzada salvadora al servivio de cualquier partido. Se admiten ensayos y tesis doctorales sobre el Movimiento 15M, pero que periodistas, sociólogos, tertulianos furiosos y especies de opinión en general nos dejen disfrutar un poco más, lo que haga falta, con este aire fresco que hacía décadas que no soplaba.

domingo, 15 de mayo de 2011

Ávila la casa

(Foto de M. Anias)


Este blog, que va por las 8.000 visitas en poco más de un año, es más literario que otra cosa. Lo presenté en su día como acto expiatorio por los cientos, quizás miles, de ejercicios de redacción propuestos a mis alumnos a lo largo de los años de docencia, “para el lunes, me vais a traer una descripción detallada de vuestra habitación”, “¿ordenada o desordenada?”, ¿la habitación o la redacción?", "la habitación", “como os parezca mejor”, “yo no tengo habitación”, “pues describe la cocina”. El caso era que pensaran, ordenaran las ideas (la habitación no era cosa mía) y escribieran. El blog es ahora, cuando se me van borrando los nombres, algo así como un “ahora me toca a mí ”. La prosa breve de los artículos me mantiene en forma para actos de escritura mayores que llevan más tiempo y esfuerzo más continuado.
En ocasiones me asalta la duda de si debo escribir sobre política explicitamente, por lo desacreditada que está la actividad. No me gusta hacerlo, pero he encontrado un resquicio para justificar la excepción de hoy hace unas semanas en la Cubierta de Vistalegre, en Carabanchel (Madrid), el barrio de Rosendo y Manolito Gafotas. En aquel mitin de UPyD, al que asistí con amigos de Ávila, hablaron, solicitaron encendidamente la atención para el partido de Rosa Díez (todavía es el partido de Rosa Díez) escritores como Fernando Iwasaki, Álvaro Pombo y José Luis Alonso de Santos. Y en la memoria de todos estaba el apoyo del Nobel Vargas Llosa y del filósofo Sabater, ninguno de todos ellos, por cierto, necesitado de abrirse camino ni sospechoso de estar buscando la oportunidad a través de la política.
Esta tarde de domingo, mientras oigo música de Louis Armstrong & Ella Fitzgerald, me proclamo el mayor de todos los escritores que se mueven en la órbita de Unión Progreso y Democracia, el mayor en edad (lo he comprobado), aunque ocupe un lugar muy atrás en el escalafón, como ocupo un puesto en las listas para el Ayuntamiento de Ávila en el que no corro el menor peligro de ser elegido: voy el último por decisión propia. Para conseguirlo he tenido que pelearme con otro escritor y con un abogado, rivales temibles en estas primarias por la cola. Al final, ha primado el criterio de antigüedad, que tuve que esgrimir con coraje.



Hoy te pido el voto, así, con todo el morro, para mi partido. He colaborado en la definición del programa para Ávila (http://www.upyd.es/contenidos/ficheros/58065), he confeccionado el periódico de campaña y algún otro folleto, mantengo el blog del partido en Ávila (http://amigosdeupydavila.blogspot.com/), todo ello con la ayuda técnica de mi editora, que suple mi incapacidad para componer, maquetar y brujulear por los textos con alguna garantía de éxito: manazas que soy.
Y te pido el voto porque quiero que UPyD esté presente en las instituciones, más concretamente en el Ayuntamiento de Ávila, la ciudad en la que vivo y a la que quiero más moderna, menos envarada y solemne, más habitable, mejor comunicada, más rica, más culta; para la campaña he desempolvado aquella frase hermosa de Unamuno que resume un ideal de ciudad para vivir:

AVILA LA CASA.

Préstanos tu confianza por cuatro años. Vota útil. No te defraudaremos.

jueves, 5 de mayo de 2011

Técnica de interrogación coercitiva: otro "cacoeufemismo"

Estos últimos días no lo tengo nada claro. Procuro huir de las noticias, aunque es difícil esconderse de la actualidad.
Quieras que no, la boda de Guillermo y Kate ha dejado caer algunas gotas de melaza en mi plato de republicano. Foto para el archivo personal de la memoria: la del marido de la reina Isabel, vestido de domador de circo y cantando a grito pelado en la Abadía de de Westminster. No recuerdo a Juan Carlos en La Almudena haciendo gorgoritos, aquí somos más contenidos.

A las pocas horas desenterraron el cadáver del papa Wojtyla para proclamarlo beato. No se cabía en Roma para asistir a la ceremonia programada por la curia de su sucesor y desencadenada por una monja que se ha curado del Parkinson, dice. Tengo yo un catálogo de milagros obrados en Ávila por san Segundo reinando el emperador Carlos y Felipe II, que para sí lo quisieran los promotores de la canonización. Foto para el archivo: no puedo borrar de la memoria el broncazo que le echó el beato Juan Pablo II antes de serlo a Ernesto Cardenal, postrado de rodillas, por atreverse a mezclar revolución con cristianismo en la Nicaragua postsomocista.


Y a las pocas horas, Obama contempla desde su mesa del salón del Oeste, rodeado de amigotes, cómo los siete magníficos le libran -al parecer nos libran a todos- de la pesadilla de Osama: el guion para un Óscar o para una película de la serie B, eso ya se irá viendo. La acción de guerra o asesinato o acto de venganza o ejecución (que no lo tengo claro salta a la vista) va desvelando cada minuto que pasa atrocidades una sobre otra. La última de carácter semántico: al parecer, el descubrimiento de la residencia de Ben Laden procedía de información obtenida de un prisionero mediante "técnica de interrogación coercitiva", un cacoeufemismo, una mierda de expresión que no oculta ni de lejos el concepto horrible de 'tortura'. Foto para el archivo: la que nunca veré.

El mundo no es más seguro después de haber arrojado a Ben Laden por la borda, no es mejor con Wojtyla convertido en beato, ni más felíz con Guillermo y Kate besándose en el balcón. El mundo sigue siendo un escenario borrascosso en el que hay que ponerse a cubierto en muchas ocasiones.


Y esta noche entramos en campaña electoral. Prepárense para lo que se nos viene encima. Recomiendo música de Tomás Luis de Victoria y Antonio de Cabezón para los entreactos.