domingo, 20 de abril de 2014

Muchos años después...



Muchos años después, ante el pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
Muchos años después, cuando se extendió la noticia de que García Márquez había muerto, el viejo profesor recordaría aquella clase en que invitó a sus estudiantes a oír el arranque de una novela que acababa de ser publicada en España: «Muchos años después…». ¿Lo recuerdas, Tulio?
Aquel Bachillerato recien estrenado, todavía experimental en nuestro colegio, el SEK de Arturo Soria, nos permitía presentar a la Inspección programas alternativos. El de Literatura, con el visto bueno de la autoridad competente, más competente que la de estos tiempos, propuso un programa de lecturas en el que se incluía a García Márquez y Vargas Llosa entre otros autores. Era el comienzo de la década de los 70 y la Ley Villar estaba abriéndose paso año a año, sin precipitaciones. La lectura de Cien años de soledad, aparecida en edición española dos o tres años antes, nos descubrió a los lectores, estudiantes y profesor, que había vida más allá del realismo naturalista de Cela y Delibes. La aparición más tarde de Oficio de tinieblas 5 de Cela en 1973 y Las guerras de nuestros antepasados de Delibes en 1975, ambas con un esfuerzo de renovación un tanto postizo,  confirmó que algo estaba removiendo los cimientos de la narrativa en español desde la otra orilla del Atlántico. Un texto airado y jeremíaco de Gironella en ABC Cultural o en Blanco y Negro (no lo he guardado) defendía la cruzada contra el colononialismo de vuelta que nos venía de América de mano de la novela. Todo acabó serenándose con el equilibrio aportado por los nuevos narradores y la renovación de los viejos maestros, pero aquellos fueron tiempos apasionantes.
Ahora, que todo el que puede aporta alguna anécdota sobre García Márquez, dejo aquí la mía, de cómo conocí al autor en la edición de EDHASA de 1969, con cubierta diseñada por Vicente Rojo, hoy ya un icono; y de cómo disfruté de aquella lectura entonces de vanguardia con mis alumnos. Después han venido otros muchos títulos, pero ya no ha sido lo mismo.

1 comentarios:

Tulio H. Demicheli dijo...

Sí, lo recuerdo, Jesús. Debió ser el curso 69-70 (4º de Bachillerato y Reválida) o en el 70-71 (5º de Ciencias). Aquel SEK era, probablemente, el colegio más abierto y liberal de Madrid. También recuerdo que la Biblioteca escolar era un lujo para la época: los alumnos podíamos sugerir títulos y el colegio compraba los libros (fueran los que fueran). También fueron dos años muy buenos para el Grupo de Teatro ("Proceso por la sombra de un burro", F. Dürrenmat, 69-70; y "Versos de arte menor para un varón ilustre" o "Cataro Colón", A. Miralles, 70-71; en la primera no actué, en la segunda sí, y las dos funciones ganaron el concurso nacional de la AETIJ). No sólo disfruté mucho mis años escolares sino que allí, además, nacieron y se cimentaron mi curiosidad y afición por la literatura, la historia, la filosofía y el arte, y las de otros compañeros, aunque éramos de Ciencias. Un abrazo.

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