Orquesta de desaparecidos
Francisco Javier Irazoki acaba de publicar
(septiembre de 2015) Orquesta de
desaparecidos en Hiperión. Desde aquella tarde en que el autor nos puso en
las manos el libro en su casa, a dos pasos de La Bastilla, como remate pudoroso
de una velada inolvidable para que ya no cupiera un minuto de elogio, Orquesta de desaparecidos ocupa lugar de
honor entre la docena de libros —no más— de la
biblioteca íntima cada vez más expurgada que me acompaña en este tramo. He
tenido el privilegio de recibirlo —me he vuelto muy fetichista en esto de la
literatura— en el espacio donde ha sido escrito, repasado, ordenado, en el “Portal
2” que da título a uno de los textos.
Estuve a punto de rebuscar en la papelera por ver si encontraba algún borrador que diera cuenta de alguna redacción provisional, de un texto corregido, de una primera versión. Habría planchado el folio arrugado y lo habría puesto en mi caja de documentos sagrados. Y he disfrutado de su primera lectura en París, durante los viajes en autocar o en el RER hasta el hotel ¡ya casi en Normandía! Hasta aquí la ficha sentimental, en la que incluyo como nota imprescindible la conversación de Bárbara interesándose por lo que la Flaca contaba sobre Cuba.
Orquesta de desaparecidos es un libro de poesía aunque la prosa de los
textos pueda descolocar en principio al lector que necesite del género y la
talla antes de enfundarse en él. Casi ninguno de los poemas sobrepasa las dos
páginas, lo que invita a la morosidad. Textos que se muestran con apariencia de
narrativos van adelgazando párrafo a párrafo hasta acabar convertidos casi en
aforismos. En algunos palpita la experiencia, la nostalgia luminosa del recuerdo
infantil o de juventud; en otros se siente la tentación de trocear la prosa —si
acaso dejando algún encabalgamiento— para convertir la frase en verso libre. En
realidad, ya lo es. Los textos (poemas) se integran en la unidad del libro transcurriendo
armónicamente desde lo más anecdótico de las primeras páginas a lo esencial,
como si el poemario estuviera siendo sometido en su progresión a un proceso de
depuración radical.
La foto es de Barbara Loyer |
Hay en las páginas de
este libro sinceridad y compromiso íntimo con lo que de verdad importa.
Gracias, Zoki.
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