sábado, 8 de octubre de 2016

Teoría de Pradosegar / Antonio Sánchez

Me cuenta Charo, la alcaldesa, que la llamó Antonio, “llévame a Muñana, me encuentro muy mal”; que,  por el camino, Antonio  fue dándole instrucciones de dónde tenía los papeles, “buscas en el primer cajón, allí en una carpeta está todo”; que cuando llegó al centro médico, ya estaba muerto. Un infarto había terminado con su vida.
Antonio era mi amigo. La última vez que nos vimos, hace unos meses, le llevé documentos de Cayetano Alonso Pacheco, un escribano público y del Rey que ejercía en Muñotello en 1794. En su registro hay escrituras de venta, contratos y testamentos de gentes del pueblo donde ejercía, pero también de Pradosegar,  Poveda, Muñana, La Hija, Villatoro y otros pueblos del Valle Amblés. Estuvimos estudiando las de Pradosegar, escrutando apellidos, comprobando lugares, “pues este Vaquero puede ser un antepasado del tío Pedro”, “el huerto de ‘junto al río’ lo mismo es el tuyo”. Le llevaba algún libro de Caldeandrín y él correspondía con manzanas o tomates.
Escribí sobre él en este blog hace unos años:
http://elblogdejesusarribas.blogspot.com.es/2011/02/teoria-de-pradosegar-2-buenos-amigos.html
Me quedan de él versos bien rimados, la copia de unos papeles sobre la cofradía de la Vera Cruz, unos breves Recuerdos de mi pasado que firmó con el pseudónimo de Werther, canciones antiguas que grabamos una tarde inolvidable con Luis Represa, el gato en adopción que vive en casa desde hace cuatro años, “Elgato” se llama, así todo junto; y un plano que dibujó para mí con parte de la rica microtoponimia de Pradosegar, el tema sobre el que solíamos conversar mientras paseábamos por esos caminos.

Me queda, sobre todo, el recuerdo de la amistad leal. Otro adiós sentido. Van siendo ya muchos.




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