Teoría de Pradosegar / Antonio Sánchez
Me
cuenta Charo, la alcaldesa, que la llamó Antonio, “llévame a Muñana, me
encuentro muy mal”; que, por el camino,
Antonio fue dándole instrucciones de
dónde tenía los papeles, “buscas en el primer cajón, allí en una carpeta está
todo”; que cuando llegó al centro médico, ya estaba muerto. Un infarto había
terminado con su vida.
Antonio
era mi amigo. La última vez que nos vimos, hace unos meses, le llevé documentos
de Cayetano Alonso Pacheco, un escribano público y del Rey que ejercía en
Muñotello en 1794. En su registro hay escrituras de venta, contratos y
testamentos de gentes del pueblo donde ejercía, pero también de
Pradosegar, Poveda, Muñana, La Hija,
Villatoro y otros pueblos del Valle Amblés. Estuvimos estudiando las de
Pradosegar, escrutando apellidos, comprobando lugares, “pues este Vaquero puede
ser un antepasado del tío Pedro”, “el huerto de ‘junto al río’ lo mismo es
el tuyo”. Le llevaba algún libro de Caldeandrín y él correspondía con manzanas
o tomates.
Escribí
sobre él en este blog hace unos años:
http://elblogdejesusarribas.blogspot.com.es/2011/02/teoria-de-pradosegar-2-buenos-amigos.html
Me
quedan de él versos bien rimados, la copia de unos papeles sobre la cofradía de
la Vera Cruz, unos breves Recuerdos de mi
pasado que firmó con el pseudónimo de Werther, canciones antiguas que grabamos una tarde inolvidable con Luis Represa, el gato en adopción que vive
en casa desde hace cuatro años, “Elgato”
se llama, así todo junto; y un plano que dibujó para mí con parte de la rica
microtoponimia de Pradosegar, el tema sobre el que solíamos conversar mientras
paseábamos por esos caminos.
Me queda, sobre todo, el recuerdo de la amistad leal. Otro
adiós sentido. Van siendo ya muchos.
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