Por qué fuimos de UPyD
Los dos firmantes de este
artículo / manifiesto fuimos en su día candidatos por Ávila a las Generales por
Unión Progreso y Democracia (UPyD), aquel partido que la prensa y los políticos
se empeñaron en bautizar como “el partido de Rosa Díez” a la vez que le negaban
el pan y la sal cuantas veces pretendía aspirar a ser oído, porque para eso ya
estaba allí cerca (¿cerca?) Ciudadanos, con quien era obligado unirse, más bien
disolverse.
Creímos entonces y creemos todavía
en la existencia de una tercera España, heredera de la política que hizo
posible el entendimiento entre izquierda y derecha para salir de la Dictadura
franquista; que dio los mejores frutos de su historia para la convivencia y el
progreso de los españoles.
Nosotros no creemos en
maldiciones históricas ni en leyes divinas que nos condenen al enfrentamiento,
al rencor y al sectarismo. Creemos en dirigentes que antepongan la visión de
Estado a la contemplación de su propio ombligo; y desconfiamos de políticos
“profesionales” y élites que no dudan en
condenar en unos lo que aplauden en otros, que fomentan el rencor y la
desmemoria, y disfrutan despertando entre los ciudadanos el sentimiento de
aldeanismo y exaltando las diferencias territoriales para encubrir sus intereses
y ambiciones, que solo aportan victimismo y enfrentamiento entre españoles.
Creemos, con la Constitución, que
España es una única nación, cuya soberanía reside en el conjunto del pueblo
español. No creemos en una España plurinacional, entelequia grotesca heredera
del carlismo más cerril.
No creemos que el pensamiento
progresista / reaccionario que envilece a la izquierda española y a sus
satélites mediáticos, intelectuales y artísticos tenga el monopolio de la
verdad, la moral y la democracia. Tampoco creemos en una España empeñada en
encontrar su mejor perfil en la herencia franquista y en aquella sociedad del
NODO y las masas de la Plaza de Oriente.
Por todo ello, nos enorgullecemos
de haber sido de UPyD y de habernos quedado (por ahora) en tierra de nadie.
Porque en UPyD respaldábamos las
palabras con los actos.
Porque la lucha contra la
corrupción no fue un mero eslogan oportunista.
Porque UPyD se negó a entrar en el obsceno reparto del poder judicial.
Porque Montesquieu no ha muerto
aunque los políticos “profesionales” se empeñan en enterrarlo.
Porque fuimos rebeldes y supimos
decir no.
Porque consideramos que el
lenguaje tiene género y no sexo.
Porque defendemos la existencia
de Israel y el legado de la cultura judeocristiana.
Porque el comunismo y los
neofascismos nos parecen aberración de otro tiempo.
Porque no olvidamos a las víctimas
del terrorismo, para las cuales pedimos justicia, verdad y dignidad, sin
justificar nunca al victimario en función de su carné.
Porque entendemos cualquier nacionalismo como reaccionario.
Porque preferimos la razón al
sentimentalismo.
Porque nos consideramos
ciudadanos adultos, con derecho a no ser manipulados.
Porque contemplamos la unidad de
España como un valor que debe compartirse por los españoles sin complejos de la
izquierda y la derecha
Porque nunca hemos creído en el
dialogo con nacionalistas ni terroristas.
Porque sabemos que no existe
democracia sin el cumplimiento de la ley ni fuera de la Constitución.
Porque seguimos siendo
reformistas y no revolucionarios de chalet y piscina.
Porque sigue importándonos poco
que los grandes partidos hayan hecho y sigan haciendo lo posible por
silenciarnos.
Porque nos gusta la fiesta de los
toros, la zarzuela y la ópera, el fútbol de Tercera y el baloncesto, las
caravanas de moteros y las competiciones de calva, el hornazo de Pascua y el
gin-tónic, las ferias de ganado y los salones del automóvil, la poesía de
Antonio Machado y la de Gil de Biedma, el cine de Garci y el de Berlanga; en
fin, nada en exclusiva.
Porque sigue importándonos la
política al margen de encorsetamientos de partido y proclamas. Por todo ello,
nos es difícil encontrar dónde apuntarnos.
El pueblo envilecido por el
rencor y el resentimiento deja de ser pueblo para convertirse en “chusma”. La ciudadanía desinformada no es
ciudadanía sino “gente”. Una nación solo es entendible si está compuesta por ciudadanos
libres e iguales, y no por gente resentida o enajenada. Consideramos que
nuestra dignidad reside en la dignidad de los demás. Nos declaramos, en fin,
herederos del humanismo y el racionalismo que han conformado los mejores logros
de nuestra cultura.
Luis Represa Conde / Jesús Arribas Canales
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo.
Y gracias por dejar bien claro cómo piensa alguien que fue de UPYD. Porque, aunque no lograse estar en las instituciones, sigue estando en el pensamiento de quienes fuimos sus seguidores, pese a quien pese, es así como deseamos que siga siendo España y no como interesa a 'los mercaderes del presente, donde medran sólo intereses de partido. Estos de ahora, acabarán con ella si Dios no lo remedia.
Ya empezó el circo de nuevo y avergüenza lo que jamás debería inaugurar un nueva legislatura, con los separatistas y presos políticos, como víctimas inocentes y protegidos de este gobierno socialista, por una libertad que no les corresponde y burlándose de la Constitución al no jurar por ella.
Y el presidente de los españoles, repartiendo saludos y palmaditas y abrazos, como estímulos significativos a quienes están en contra de la unión territorial de los pueblos de España. Una vergüenza, que encima pagamos con creces a quienes no se sienten españoles y siguen con el chantaje
¿Cómo se puede comprender y encajar algo así?
Soy Maxi Carchenilla.
Ya te escribí sobre mi interés en la obra de teatro musical Chao.
Estoy en
musicamaxi2020@gmail.com
606 08 46 36
Gracias
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