2019-2020. Antes de entrar dejen salir
Renuncio a hacer balances. Tampoco quiero hacer una
lista de buenos propósitos que, por lo general, conducen al aburrimiento. Mi
memoria, cada día que pasa más selectiva, hoy solo retiene lo acontecido los últimos
días. Es lo que sigue:
23 de diciembre. Coincido en la churrería Alameda de
El Rollo con Óscar. La cola de los vecinos de San Nicolás sale por la puerta.
Comentamos las ventajas e inconvenientes de preferir el chocolate al café con
leche para mojar. Tema bizantino.
24 de diciembre. La Flaca me saca a pasear por El
Soto, que todavía muestra las huellas del temporal reciente: prados que perecen
lagunas y algunos patos que debían de pasar camino del Sur y se han encontrado
con el regalo del arroyo Grajal corriendo. Por la noche, cena familiar con los
hijos y la nieta. No oímos el discurso del Rey ni las gansadas de la tele.
Improvisamos las nuestras.
25 de diciembre. Felicitaciones desde Estocolmo,
Amancio (Cuba), Amberes, Argel, Madrid, Ávila. La tarde para ver en Netflix Los dos papas, una peli reveladora.
26 de diciembre. Suenan en la radio los ecos desganados
de las negociaciones más bien negocios de ellos, con el ruido de fondo de
tribunales, abogacías del Estado, partidos políticos y analistas: ¡un asco! Por
alguna razón relaciono la confusión con la pularda rellena de ayer y estoy a punto
de potar.
27 de diciembre. En el Mercado Chico se agolpa la gente para reforzar la despensa con vistas a Nochevieja y el Año Nuevo. Mi
verdulero de cámara me mira con desconfianza cuando pido dos kilos de zanahorias,
kilo y medio de calabaza y un par de granadas. Apenas se atreve a desearme
feliz salida y entrada.
28 de diciembre. Recibo mi pedido de vinos y cavas
catalanes. Mi rechazo de los “indepes” no llega a la paletería de maridar la política con la mesa: impugnar el queso Roquefort por
lo del Dos de Mayo o el ron cubano por el Desastre del 98. Dada nuestra
historia, apenas podríamos poner en el plato algo más que nabos y borraja.
29 de diciembre. Nos las prometíamos felices en
Madrid visitando la exposición de Los
impresionistas y la fotografía en el
Thyssen, pero la cola y la hora prevista de acceso nos hacen desistir (otro día
será); así que atravesamos la Acrópolis madrileña ─Neptuno, el Ritz en obras,
la Academia, el Casón, el Salón de Reinos─ para entrar en en El Retiro y pasear por el jardín del
Parterre recordando otro tiempo. El sol y la mañana radiante anuncian UN PORVENIR
mejor (otro día explicaré esto). Camino del almuerzo, entramos en Casa Mira:
una cajita de marron glacé en
recuerdo de Mamá y un roscón de Reyes, todo carísimo y el personal de la tienda
como cuando Galdós. La comida en un restaurante gallego previa reserva. No
se puede hacer caso de opiniones de los clientes en los foros.
Llegamos ansiando
una buena merluza a la gallega, como aquella que servían en Pereira, en la
Calle Cervantes; pero no, lo que sirven es merluza a la vasca en salsa verde, o
un cogote, por cierto reseco. Pido llevarme las sobras (casi todo) para
preparar un sopa de pescado con el acompañamiento de unas almejas para la
comida de mañana. Eso me pasa por no ir donde siempre, a Las Bravas del callejón del Gato.
30 de diciembre. La sopa resultó riquísima.
31 de diciembre. Vamos a Pradosegar a felicitar a los
amigos. Charo nos pone al día de acontecimientos y afanes, y nos regala unas
morcillas de las de toda la vida. Ángel se pelea con la estufa. Ángeles y
Begoña nos reciben en la casa familiar, (año 1903 reza en en dintel), que sigue
guardando el recuerdo de los veranos de la infancia. Águeda se ha caído por la
escalera y está magullada. Ya en casa, más felicitaciones y deseos de que antes
de entrar dejen salir. Cena sencilla con cava. Pactamos no cumplir con el
ritual de las doce uvas, ni con el de ver las memeces de Mota y los demás.
1 comentarios:
Bueno, entre mis planes, una cosa que haré todos los días hasta el mismísimo 31 de diciembre de 2020 y más allá, es no prestar atención a la política local, regional y nacional. Si he de indigestarme, que sea de literatura -leída y escrita-, actividad física y comida sana. La Flaca.
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